Traducción y revisión por Amparo Montejano
Fuente original: Pulp Librarian
Abraham Van Helsing puede ser el más famoso de los que llamaríamos detectives ocultistas, pero, es un hecho innegable de que hubo muchos otros antes que él (dentro de la propia literatura victoriana y Eduardina).
Hagamos pues, una revisión pormenorizada de todos estos detectives sobrenaturales que contribuyeron a la constitución de un género propio —dentro de la literatura de ficción—, y que siguen muy en auge a día de hoy.
Y es que, estos detectives de lo ominoso son los encargados de explorar toda una serie de fenómenos y situaciones para-extra-normales, quizás porque ellos mismos son receptores de un compendio de habilidades espirituales y psico-físicas.
En realidad, a los lectores de sus aventuras siempre nos corroe la duda razonable de si se trata de personas normales que investigan lo oculto, o bien, de auténticos ocultistas que se sirven de sus poderes y habilidades sobrenaturales —por ej. la clarividencia— para resolver actos depravados que transfieren la línea de lo humanamente moral.
Los detectives ocultos comenzaron a surgir a mediados del siglo XIX: en Los Asesinatos de la calle Morgue (Edgar Allan Poe-1841), se inició el esquema de ficción para esta clase de investigadores.
Personajes que eran muy del regusto de la época, ya que el espiritualismo y los fenómenos paranormales —junto al uso de las Tablas de Quija y Séances— se habían convertido en entretenidos pasatiempos de las clases pudientes, (tropos familiares para los lectores victorianos).
En primer lugar, debemos hablar de Fitz-James O'Brien, autor pionero dentro de esta clase de ficción: periodista irlandés que emigró a Estados Unidos en 1852, y que escribió más de 300 artículos e historias durante su etapa bohemia.
En 1861 se alistó en el ejército de la Unión, para fallecer un año más tarde a consecuencia de las múltiples heridas sufridas durante una de las muchas escaramuzas bélicas en las que participó.
Su personaje estrella: Harry Escott, —probablemente el primer detective de lo oculto— pues en su obra ¿Qué fue? (1859), Escott ya investiga un ataque de una criatura invisible sedienta de sangre.
En el segundo puesto citaríamos a J. Sheridan Le Fanu, reconocido escritor del XIX que se popularizó con sus historias de fantasmas.
Mas, pese a la fama que le dieron los espectros, en 1872 escribió una antología de relatos, In a Glass Darkly, en la que presenta al Dr. Martin Hesselius, especialista en cuestiones metafísicas y de reconocido conocimiento acerca de lo sobrenatural —hasta el punto de poder resolver crímenes del todo imposibles—. Un claro ejemplo de ello se da en la historia El té verde, en donde un monje vive atormentado por un mono diabólico.
Hesselius concluye la historia de una manera muy, muy natural: la ingesta masiva de la cafeína contenida en las hojas del té, hacen que el monje vea estas alucinaciones.
Pero, si hay una historia mundialmente conocida de Le Fanu, esa es Carmila, que no es más que la historia de una mujer-sanguijuela, cuyas luciferinas artimañas serán descubiertas por un cazador de vampiros (nuevamente tenemos aquí al personaje que sabe cómo enfrentarse cara a cara contra el Mal).
En tercer lugar, citaríamos a Flaxman Low, detective psíquico creado por Hesketh-Prichard y su madre Kate.
Su primera aparición pública se remonta al año 1898, en Pearson's Magazine. Low es: ¡un Sherlock Holmes de lo paranormal!
Junto a su complexión fuerte y atlética, es un minucioso observador. Si a esto, además, le sumamos su avanzado conocimiento de la parapsicología y sus fenómenos, el personaje se vislumbra —de hecho, lo fue— como una estrella rutilante en medio de un camino de brumas.
Muchas historias de Flaxman Low se desarrollan involucrando a malévolas entidades fantasmales. Su particular proceso deductivo se basa en retener información de la víctima —hasta que los entes reanudan nuevamente sus ataques—, y en demoler las casas malditas en las que sobrevienen tales hechos luctuosos.
Este personaje, además, cuenta con el incentivo de poseer un alter ego: el también investigador de lo oculto, Dr. Kalmarkane.
Y nos metemos en el siglo XX, para toparnos con las maravillosas historias detectivescas de Algernoon Blackwood quien, con su inusitada manera de escribir, logra mantenernos en tensión durante todo el proceso creativo. Y es que, ¿quién no conoce a John Silence, médico de lo extraordinario?
Silence es un médico filántropo, nada sanguíneo y sumamente racional que, la más de las veces, suele ser protagonista de las historias narradas. No obstante, en otras ocasiones —como es el caso del relato titulado Ancient Sorceries — es un mero oyente de la truculenta historia.
Abandonamos a Blackwood para entrar de lleno en la primera mitad del XX, para centrarnos en Moris Klaw, criatura del escritor Sax Rohmer.
En el año 1925, Rohmer presenta su libro The Dream Detective, cuyo personaje principal es un anciano con un conocimiento detallado de lo oculto.
Klaw usa sus propias habilidades psíquicas para resolver misterios; además, gusta de dormir en las escenas de los crímenes y gracias a esto, y a través de los sueños, los hechos dantescos se aparecen ante él con la nitidez de una fotografía.
Este personaje cuenta también con el don de la psicometría (rama de la psicología experimental que estudia cómo las emociones humanas poderosas transfieren un caudal de energía a los objetos, y de cómo éstos pueden llegar a tener un papel relevante en la consecución de un crimen).
Klaw desentraña los misterios que circundan a algunos asesinatos, tan sólo sintiendo las emociones almacenadas en las cosas.
Citar también que a partir de este mismo año (1925), aparecerían en la mítica Weird Tales, más de noventa historias —que sepamos— de un detective de lo oculto, Jules de Grandin: personaje gestado por el escritor Seabury Quinn.
Grandin es un veterano detective de la policía francesa que reside en Nueva Jersey, y que resuelve casos en los que los personajes-villanos suelen ser científicos enajenados, o bien, presencias demoníacas que han sido conjuradas y traídas a este mundo con alguna clase de ritual atávico-maléfico.
Y yo me pregunto: ¿influiría esta temática en Lovecraft? No tanto por el concepto satánico en sí, sino por el contexto ritualístico, o el propio del investigador desquiciado (Reanimator). Creo saber la respuesta…
Tras Quinn y para finalizar este breve dossier, citaremos a una de las mujeres escritoras más misteriosas de esta primera mitad de siglo —de personalidad singular y destacada — que creó al detective de lo oculto, el Dr. Richard John Tavener.
Hablamos de la escritora y ocultista británica Dion Fortune (Violet Mary Firth Evans).
Taverner trabaja como sanitario en un hogar de ancianos con trastornos mentales, pero, Taverner es más que un médico. Taverner es un detective ocultista que se enfrenta con vampiros, nigromantes, entes diabólicos… Todo ello, mientras trata de cuidar y velar por sus pacientes.
The Secrets of Dr Taverner (1926) es una colección de relatos cortos basados en las experiencias personales de la propia Dion con Theodore Moriarty —ocultista, masón y primer mentor de la escritora—, además de uno de los mejores ejemplos de las primeras novelas de detectives de lo oculto, en la que la propia autora trató —a través de la obra— de dar salida a toda una serie de doctrinas y principios filosóficos con los que había convivido desde su más tierna infancia (véase la vida de Violet).
Concluiremos aludiendo que, la mayoría de las historias y relatos que hemos citado, podéis encontrarlos —de manera gratuita— en el Proyecto Gutenberg o en el estante de revistas de Internet: Archive Pulp.
Encended pues, una tenue luz, y disfrutad de esta noche de difuntos en la que, la delgada línea que separa la vida de la muerte, se prevé desdibujada…
¡Dulces Pesadillas!
Archive Pulp (Website): https://archive.org/details/pulpmagazinearchive
Project Gutenberg (Website): https://www.gutenberg.org/wiki/Main_Page
Pulp Librarian (Twitter): https://bit.ly/2PvR47m
Y es que, estos detectives de lo ominoso son los encargados de explorar toda una serie de fenómenos y situaciones para-extra-normales, quizás porque ellos mismos son receptores de un compendio de habilidades espirituales y psico-físicas.
En realidad, a los lectores de sus aventuras siempre nos corroe la duda razonable de si se trata de personas normales que investigan lo oculto, o bien, de auténticos ocultistas que se sirven de sus poderes y habilidades sobrenaturales —por ej. la clarividencia— para resolver actos depravados que transfieren la línea de lo humanamente moral.
Los detectives ocultos comenzaron a surgir a mediados del siglo XIX: en Los Asesinatos de la calle Morgue (Edgar Allan Poe-1841), se inició el esquema de ficción para esta clase de investigadores.
Personajes que eran muy del regusto de la época, ya que el espiritualismo y los fenómenos paranormales —junto al uso de las Tablas de Quija y Séances— se habían convertido en entretenidos pasatiempos de las clases pudientes, (tropos familiares para los lectores victorianos).
En primer lugar, debemos hablar de Fitz-James O'Brien, autor pionero dentro de esta clase de ficción: periodista irlandés que emigró a Estados Unidos en 1852, y que escribió más de 300 artículos e historias durante su etapa bohemia.
En 1861 se alistó en el ejército de la Unión, para fallecer un año más tarde a consecuencia de las múltiples heridas sufridas durante una de las muchas escaramuzas bélicas en las que participó.
Su personaje estrella: Harry Escott, —probablemente el primer detective de lo oculto— pues en su obra ¿Qué fue? (1859), Escott ya investiga un ataque de una criatura invisible sedienta de sangre.
En el segundo puesto citaríamos a J. Sheridan Le Fanu, reconocido escritor del XIX que se popularizó con sus historias de fantasmas.
Mas, pese a la fama que le dieron los espectros, en 1872 escribió una antología de relatos, In a Glass Darkly, en la que presenta al Dr. Martin Hesselius, especialista en cuestiones metafísicas y de reconocido conocimiento acerca de lo sobrenatural —hasta el punto de poder resolver crímenes del todo imposibles—. Un claro ejemplo de ello se da en la historia El té verde, en donde un monje vive atormentado por un mono diabólico.
Hesselius concluye la historia de una manera muy, muy natural: la ingesta masiva de la cafeína contenida en las hojas del té, hacen que el monje vea estas alucinaciones.
Pero, si hay una historia mundialmente conocida de Le Fanu, esa es Carmila, que no es más que la historia de una mujer-sanguijuela, cuyas luciferinas artimañas serán descubiertas por un cazador de vampiros (nuevamente tenemos aquí al personaje que sabe cómo enfrentarse cara a cara contra el Mal).
En tercer lugar, citaríamos a Flaxman Low, detective psíquico creado por Hesketh-Prichard y su madre Kate.
Su primera aparición pública se remonta al año 1898, en Pearson's Magazine. Low es: ¡un Sherlock Holmes de lo paranormal!
Junto a su complexión fuerte y atlética, es un minucioso observador. Si a esto, además, le sumamos su avanzado conocimiento de la parapsicología y sus fenómenos, el personaje se vislumbra —de hecho, lo fue— como una estrella rutilante en medio de un camino de brumas.
Muchas historias de Flaxman Low se desarrollan involucrando a malévolas entidades fantasmales. Su particular proceso deductivo se basa en retener información de la víctima —hasta que los entes reanudan nuevamente sus ataques—, y en demoler las casas malditas en las que sobrevienen tales hechos luctuosos.
Este personaje, además, cuenta con el incentivo de poseer un alter ego: el también investigador de lo oculto, Dr. Kalmarkane.
Y nos metemos en el siglo XX, para toparnos con las maravillosas historias detectivescas de Algernoon Blackwood quien, con su inusitada manera de escribir, logra mantenernos en tensión durante todo el proceso creativo. Y es que, ¿quién no conoce a John Silence, médico de lo extraordinario?
Silence es un médico filántropo, nada sanguíneo y sumamente racional que, la más de las veces, suele ser protagonista de las historias narradas. No obstante, en otras ocasiones —como es el caso del relato titulado Ancient Sorceries — es un mero oyente de la truculenta historia.
Abandonamos a Blackwood para entrar de lleno en la primera mitad del XX, para centrarnos en Moris Klaw, criatura del escritor Sax Rohmer.
En el año 1925, Rohmer presenta su libro The Dream Detective, cuyo personaje principal es un anciano con un conocimiento detallado de lo oculto.
Klaw usa sus propias habilidades psíquicas para resolver misterios; además, gusta de dormir en las escenas de los crímenes y gracias a esto, y a través de los sueños, los hechos dantescos se aparecen ante él con la nitidez de una fotografía.
Este personaje cuenta también con el don de la psicometría (rama de la psicología experimental que estudia cómo las emociones humanas poderosas transfieren un caudal de energía a los objetos, y de cómo éstos pueden llegar a tener un papel relevante en la consecución de un crimen).
Klaw desentraña los misterios que circundan a algunos asesinatos, tan sólo sintiendo las emociones almacenadas en las cosas.
Citar también que a partir de este mismo año (1925), aparecerían en la mítica Weird Tales, más de noventa historias —que sepamos— de un detective de lo oculto, Jules de Grandin: personaje gestado por el escritor Seabury Quinn.
Grandin es un veterano detective de la policía francesa que reside en Nueva Jersey, y que resuelve casos en los que los personajes-villanos suelen ser científicos enajenados, o bien, presencias demoníacas que han sido conjuradas y traídas a este mundo con alguna clase de ritual atávico-maléfico.
Y yo me pregunto: ¿influiría esta temática en Lovecraft? No tanto por el concepto satánico en sí, sino por el contexto ritualístico, o el propio del investigador desquiciado (Reanimator). Creo saber la respuesta…
Tras Quinn y para finalizar este breve dossier, citaremos a una de las mujeres escritoras más misteriosas de esta primera mitad de siglo —de personalidad singular y destacada — que creó al detective de lo oculto, el Dr. Richard John Tavener.
Hablamos de la escritora y ocultista británica Dion Fortune (Violet Mary Firth Evans).
Taverner trabaja como sanitario en un hogar de ancianos con trastornos mentales, pero, Taverner es más que un médico. Taverner es un detective ocultista que se enfrenta con vampiros, nigromantes, entes diabólicos… Todo ello, mientras trata de cuidar y velar por sus pacientes.
The Secrets of Dr Taverner (1926) es una colección de relatos cortos basados en las experiencias personales de la propia Dion con Theodore Moriarty —ocultista, masón y primer mentor de la escritora—, además de uno de los mejores ejemplos de las primeras novelas de detectives de lo oculto, en la que la propia autora trató —a través de la obra— de dar salida a toda una serie de doctrinas y principios filosóficos con los que había convivido desde su más tierna infancia (véase la vida de Violet).
Concluiremos aludiendo que, la mayoría de las historias y relatos que hemos citado, podéis encontrarlos —de manera gratuita— en el Proyecto Gutenberg o en el estante de revistas de Internet: Archive Pulp.
Encended pues, una tenue luz, y disfrutad de esta noche de difuntos en la que, la delgada línea que separa la vida de la muerte, se prevé desdibujada…
¡Dulces Pesadillas!
Ilustración de Seb Mckinnon
Bibliografía selecta
VV. AA.: Los vigilantes del más allá (Antología de detectives de lo sobrenatural). Valdemar, 1990.Archive Pulp (Website): https://archive.org/details/pulpmagazinearchive
Project Gutenberg (Website): https://www.gutenberg.org/wiki/Main_Page
Pulp Librarian (Twitter): https://bit.ly/2PvR47m
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