
Artículo de Paul La Farge
Traducción y revisión por Amparo Montejano
El 18 de junio de 1931, un joven llamado Robert Barlow envió una carta al escritor de terror H. P. Lovecraft.
Las historias de Lovecraft
sobre seres monstruosos de más allá de las estrellas aparecían regularmente en
la revista de temática pulp de nombre
Weird Tales, y de la que Barlow era un fanático. Quería saber
cuándo Lovecraft había empezado a
escribir, en qué estaba trabajando y si el Necronomicón —un tomo de conocimiento prohibido que aparece en varios
cuentos de Lovecraft— era un libro real.
Una semana más tarde, Lovecraft
respondió (cosa que no era de extrañar pues, se estima que en su corta
existencia escribió más de cincuenta mil cartas). Esta epístola en particular, fue el comienzo
de una curiosa amistad que cambió el curso de la vida de Barlow y la de Lovecraft.
Lovecraft era muy conocido en el mundo de la "ficción
extraña", un término que popularizó: era un género de principios del siglo
XX que abarcaba historias de terror sobrenaturales y algo de lo que ahora se
llamaría ciencia ficción.
Se había casado —por un corto espacio de
tiempo— con una inmigrante ucraniana
judía llamada Sonia Half Greene, y con
ella había vivido en la popular metrópolis de Nueva York hasta que en 1931 regresara
a su Providence natal. Allí viviría
con su tía, escribiendo y haciendo trabajos correctivos de textos
literarios.

Barlow era tímido, no conocía a nadie en Florida y no había
muchachos que compartiesen sus intereses: tocar el piano, coleccionar ficción
extraña, pintar, etc.
<< No tenía
amigos ni estudios, salvo aquellos que unía el noble correo de EE. UU>>—escribió en un libro de memorias sobre su verano con Lovecraft, (publicado en 1944).
Epístola a epístola, Barlow
y Lovecraft se hicieron amigos. Escribió
historias que Lovecraft revisó.
Finalmente, en la primavera de 1934, Barlow
invitó a Lovecraft a visitarlo en
Florida. Cuando Lovecraft se bajó del
autobús y lo vio —apenas un chiquillo de dieciséis años,
teniendo él cuarenta y tres— se sintió tremendamente consternado… Ahí estaban los dos, frente a frente: el escritor más
viejo, de traje arrugado y semblante “Danteriano” (según el propio Barlow), y el joven admirador, delgado y
con cara de comadreja, de pelo negro hacia atrás y anteojos con gruesas lentes
redondas.
Finalmente, Lovecraft
permaneció con Barlow y su madre —el padre estaba visitando a unos familiares en el norte del
país—
durante siete semanas.
¿Que qué hicieron durante todo este tiempo? Según el propio
Barlow:
<< …recolectar
bayas silvestres, componer coplillas de rimas complicadas, remar en el lago…>>
Toda aquella diversión hizo que Lovecraft encontrase el clima de Florida muy estimulante:
<< Me siento
como una persona nueva, tan ágil como un joven…>> —le escribió a un amigo suyo de California—.
<<Voy
sin sombrero y sin chaqueta...>>
Y ¡cómo no!, disfrutaba en suma de la grata compañía del muchacho: << Nunca
antes en el curso de una vida larga había visto un niño tan versátil…>>
—escribió.
Los críticos literarios siempre han especulado con la
posibilidad de que Lovecraft fuese “un
homosexual en la sombra”, o bien, un hombre de escaso o nulo interés por el
sexo. No obstante, su esposa Sonia lo describió como: “un amante excelente".
Que se sepa y tras la separación de ella, no volvió a intimar con otras mujeres,
e igualmente —y por el contenido de
sus cartas— sabemos que condenaba
el hecho en sí de la homosexualidad como si fuese algo reprobable, llegando
incluso a convencer al jovencito Barlow
de que en sus relatos de ficción pasase de largo por estos temas.
Pese a todo, el fantasma de la especulación siempre
sobrevoló a la sombra del de Providence pues,
con anterioridad a Barlow, Lovecraft visitó al veinteañero Alfred Galpin, en Cleveland. Mientras estuvo allí, Galpin le presentó a Samuel
Loveman y Hart Crane (ambos homosexuales,
no así Galpin del que Lovecraft escribió una serie de poemas
burlones mofándose de su obsesión por las quinceañeras).
Pero, Barlow
tenía muy clara su orientación sexual. Hay una línea reveladora en su libro de
memorias de 1944, en el que expresa de manera oficial:
<< La vida se
compone de literatura…>>; mas, en el texto original (que está en la
Biblioteca John Hay en Brown), puede leerse lo siguiente:
<< La vida, salvo por los deseos
secretos que poseo hacia un joven y debo reprimir, se compone de literatura…>>
Lovecraft lo visitó de nuevo en el verano de 1935, y permaneció allí durante
más de dos meses que dieron para explorar una jungla de cipreses —próximos
a la casa familiar— y para construir una cabaña al otro lado del lago.
El verano siguiente fue Barlow
el que marchó a Providence para visitar a su maestro,
pero, Lovecraft apenas le hizo caso
al hallarse enfrascado en sus trabajos de corrección. No obstante, decidieron
viajar juntos hasta Salem y Marblehead —ciudades que Lovecraft
había mitificado en ficción— pero, otro discípulo admirador del de Providence, Kenneth Sterling
(futuro estudiante de Harvard) se unió a ellos. Si Barlow
andaba enamorado de Lovecraft, no
tuvo más remedio que reprimir sus impulsos. Algo de esto se traduce en la que
fue la última historia que Lovecraft le
corrigió: "The Night Ocean" (1936).
Versa sobre un ilustrador que decide alquilar una cabaña en
la playa para descansar de sus ocupaciones. Mientras está allí, observa —en las noches— extrañas figuras que se alejan y a las que pierde el
rastro cuando se internan en la neblina oceánica. Concluye:
<<… quizá,
jamás ninguno de nosotros pueda desentrañar los misterios. Existen, desafiando toda
explicación. >> Tal vez, la propia alma de Barlow se sumió en una tristeza y melancolía de dimensiones
insondables.

Lovecraft falleció de un cáncer intestinal en marzo de 1937. Antes
de morir, llamó a Barlow y, lo que en
principio podía entenderse como un gran honor —Barlow se había convertido incluso en su albacea literario—, fue para él un desastre: además del terrible dolor por la
pérdida de un ser tan querido, los propios discípulos del “Círculo” —entre
ellos, August
Derleth y Donald Wandrei, que
querían recopilar sus historias en un libro— lo relegaron al más horrendo
ostracismo cuando Barlow publicó (sin ellos
saberlo) un volumen con textos inéditos de Lovecraft
—en edición tipográfica de setenta y cinco copias—.
Entonces,
Derleth y Wandrei le exigieron a Barlow
los textos manuscritos. Como éste era reacio a entregárselos, se encargaron de
difundir rumores de que Barlow era un ladrón que había robado
libros de la biblioteca de Lovecraft.
Incluso, el escritor y artista Clark Ashton Smith —integrante
del “Círculo” — le envió a Barlow una nota con el siguiente
mensaje:
<< Por favor,
no me escriba ni trate de comunicarse conmigo de ninguna manera… >> —decía—. << No deseo verle o tener noticias suyas
después de su deplorable conducta con respecto a la herencia de un querido
amigo fallecido...>>
Para Barlow este
mensaje fue: << cortarme las entrañas
con un cuchillo de carne…>>
Acababan pues de exiliarlo de aquello que más amaba: el
mundo de la literatura. Fue entonces cuando se bosquejó en su mente la
posibilidad del suicidio, pero, consiguió remontar ingresando en las escuelas
de California y México (para cursar estudios de antropología). Allí —y
desde el 43 en el que se mudó definitivamente— estudió
junto a Alfred L. Kroeber —cuyo trabajo acerca de los Ishi, los últimos indios Yahi
de California, lo hicieron académicamente famoso—.
Desde
entonces, se sumió en un período de actividad frenética
que duró casi una década: viajó a Yucatán para estudiar a los mayas; también se
trasladó al oeste de Guerrero para estudiar la cultura de los Tepuztecas. Así
mismo, comenzó su carrera de profesor de antropología en el Mexico City College, llegando a fundar dos
revistas académicas y a publicar alrededor de ciento cincuenta artículos,
panfletos y libros.
Para entonces, Barlow
ya había entregado los manuscritos de Lovecraft
a la Universidad de Brown, convenciéndoles
de que aceptasen los restos de su colección de ficción extraña, a cambio de
otorgarle una imprenta en la que pudiera publicar un periódico náhuatl (para
que así los descendientes de los aztecas pudiesen leer en su propio idioma).
Después, viajó a Londres y París para consultar códices
mexicanos. Fue nombrado presidente del departamento de antropología de la
Ciudad de México. El poeta Charles Olson,
que se hizo con algunos de los escritos de Barlow
a finales de los años cuarenta, los calificó como: "la
única experiencia íntima y activa de los mayas aún impresa".
Era como si Barlow
finalmente hubiese abandonado la fantasía por la auténtica realidad, aunque,
cualquiera que haya leído las historias de Lovecraft
sabrá que los dioses aztecas revestidos de escamas, plumas, colmillos y
salvajes ojos redondos, eran personajes muy del gusto del escritor —quizá
Barlow hubiese encontrado en la “horrorología”
de Lovecraft ese gusto por el pasado mesoamericano—.
Ilustración de Katty Walls
Pero, desafortunadamente, todo esto no compensó aquello que
había perdido. << Cuando tengo un
período de tiempo libre y no me encuentro realizando ninguna actividad, me
siento más descontento…>> —escribió Barlow en
una autobiografía fragmentaria e inédita —. << Invento mil placeres
simulados para mantenerme ocupado de otra manera, o me agoto para no pensar en ninguna otra actividad, sino solo
en el sueño… >>
A finales de la
década de los cuarenta estaba agotado, y sus ojos —que
nunca estuvieron bien— comenzaron a fallar. Y cuando un estudiante descontento lo amenazó
con denunciarlo por ser homosexual, Barlow
decidió que ya había tenido más que suficiente: el 1 de enero de 1951 se
encerró en su habitación y tomó veintiséis tabletas de Seconal. Antes, dejó una nota manuscrita en la puerta en la que
podía leerse: "No me molestes, deseo
dormir durante mucho tiempo". Estaba escrita en maya.
August Derleth y Donald Wandrei,
mientras tanto, habían publicado un primer libro de relatos de Lovecraft —con rotundo éxito— seguido por otros dos más. La consecuencia: a mediados de
los cuarenta, la reputación de Lovecraft como
maestro del horror había crecido hasta el punto en que Edmund Wilson (escritor y crítico literario), decidió utilizar las
páginas del The New Yorker para
desinflar la burbuja de admiradores que el extinto Lovecraft había adquirido. Y así dijo:
<<El único
horror real en la mayoría de estas ficciones es el horror del mal gusto y el
mal arte… >>
Pero, sus palabras no consiguieron denostarlo, todo lo contario;
Lovecraft y su “cosmos” seguían sumando adeptos de forma
exponencial.
De hecho, es sabido por todos que hasta la más nimia de sus
obras se halla impresa hoy en día —por ej. "The New
Annotated HP Lovecraft" editado en 2014—, y que su visión del “horror” inspira obras literarias, cómics,
videojuegos y toda clase de merchandaising en los que la cabeza de Cthulhu —el dios primigenio con
cabeza de pulpo abisal —, parte como buque
insignia en los logos para camisetas, tazas, etc…
Frente al éxito de su Maestro, el discípulo Barlow se sumió en el ostracismo
literario, en el más errabundo de los olvidos. Incluso "The Night Ocean", obra en la que Lovecraft apenas agregó un par de frases
—tal era su calidad—, fue atribuida (casi hasta nuestros días) en autoría, al
de Providence.
La vida de Barlow,
que abarcó los mundos de ficción extraña, la poesía experimental y la
antropología (en inglés, español y náhuatl), es difícil de explicar. Según el académico Marcos Legaria, nueve han
sido las personas que, hasta la fecha, se han sentado para escribir una
biografía de Barlow y no hubo ni uno
sólo de ellos que no se diese por vencido.
Y es que, la oscuridad en la que mora Barlow es quizás el reflejo de una ansiedad insoportable
—acrecentada por la horda de fanáticos de lo weird, las crecientes sospechas, desde los años cincuenta acerca de
la homosexualidad de Lovecraft y las constantes
y actuales de su conciencia xenófoba del mundo—.
Lo
cierto es que Barlow no inventó a Cthulhu. Vivió en el gran sueño de Lovecraft, pero, jamás se convirtió en
un gran soñador: allí en donde Lovecraft
aprendió a soterrar temores y deseos, Barlow
tuvo relaciones sexuales y vio el mundo. Allí en donde Lovecraft imaginó a los terribles Profundos, él aprendió a conocer cómo eran realmente las personas…
Literariamente se dice que, el hecho de que Barlow tenga una influencia “extraña” en
el mundo de la ficción, no se debe únicamente a Lovecraft ni a que toda su actividad fuera en última instancia en
su propio perjuicio.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Colegio de la
Ciudad de México atrajo a varios estudiantes en el G.I. Cuenta. Uno de ellos
era William S. Burroughs, que había ido
a México con su esposa Joan Vollmer, escapando
de los cargos por consumo de drogas que tenía en el condado de Louisiana. En la primavera de 1950, Burroughs tomó una clase de códices
mayas con el profesor Barlow, del que
se decía que era un gran maestro: <<Tenía una facilidad de
expresión que atraía a la vida hechos que habían muerto hacía tiempo…>> — decía
de él un amigo. De hecho, las imágenes del
mundo Maya son recurrentes en las obras de Burroughs
(en "The Soft Machine", el
narrador hace alarde de su conocimiento de arqueología Maya y del secreto significado
del ciempiés; en “La forma de Ah Pook”,
al igual que en “Almuerzo Desnudo” se
habla acerca del dios de la muerte como el Dios del ciempiés). Y es que, la visión
de Burroughs acerca de un mundo de "adictos al
control" embrujados por la muerte es, entre otras cosas, una
transfiguración de lo que sabía sobre la teocracia maya, y que habría
aprendido, sin género de dudas, de sus clases con el profesor Barlow.
[… ¿Alguna vez indagaste
en los códices mayas? ]— pregunta
uno de los personajes de "Almuerzo
desnudo"—. [Lo
imagino así: los sacerdotes —alrededor del uno por
ciento de la población— hicieron transmisiones
telepáticas para instruir a los trabajadores de cómo sentir y cuándo…]
Pese a todo, Burroughs
no se conmovió por la noticia de la muerte de Barlow. De hecho, estas fueron las palabras que escribió a su amigo
Allen Ginsberg acerca del suicidio de Barlow:
<< … un tonto profesor
de K.C., Mo., jefe del departamento de Antropología, se quitó la vida con una
sobredosis de “bolas para tontos”. ¡Vomitaría por toda la cama! ¡Agh!, no puedo
ver a una patata suicida… >>
Paradójicamente, nueve meses después y tras una borrachera,
Burroughs le disparó un tiro en la
cabeza a su propia esposa.
Quizás los horrores que secundan la vida sean, en cierta medida,
la materia prima en la que se basan los escritores para poder plasmar sus
miedos, sus temores y sus frustraciones vitales. He aquí la historia de Barlow, que nos recuerda, cuántas luces
y sombras dejan los genios tras de sí.

Un gran artículo. Las obras son lo que importa, aprendamos que los escritores son personas con sus propias debilidades y virtudes. Por eso reivindiquemos la literatura, las obras y dejémos que cada cual viva su vida como le plazca. La amistad intelectual y la física son aveces inevitables por humanos. Si los escritos de Lovecraft fueron puestos bajo la custodia de un amigo íntimo como parece que fue Barlow, y fueron debidamente publicados, bien está. Los demás del círculo quizá querían tener la hegemonía de las obras de un autor que ya por aquel entonces era de reconocido prestigio. Un gran astículo. Saludos.
ResponderEliminarPues, ¡muchísimas gracias, Equipo!Lamentamos la demora al contestaros pero, las ásperas e ineludibles ocupaciones nos han hecho descuidar tal deber... ¡Qué deciros! Estamos total y absolutamente de acuerdo con vosotr@s: las más de las veces, la admiración se transforma en un sentimiento más empírico e íntimo que nadie debería sojuzgar. Tampoco se puede cargar las tintas contra Derleth u otros miembros del entorno epistolar del escritor de Providence pues, quizás, en su "amor por Lovecraft" creían estar protegiéndole y protegiendo aquello que el de Providence más amaba: la literatura... Lo que sí es cierto e irrefutable es que la pátina del tiempo nos da los hechos mermados, y que sólo nos deja entrever (de forma somera) una realidad, que no todas. Un abrazo, querido equipo de Historias Pulp.
ResponderEliminarMuchísimas Gracias por el articulo! Realmente me pareció excelente! No conocía a este integrante del circulo de Lovecraft, ahora quiero saber mas!!
ResponderEliminarTienen un material genial en la pagina. Sigan así!
Saludos!