Bzzzz bzzzz
Maldita avispa cada noche es más
fuerte su zumbido pensé, parecía como si una enorme avispa estuviera en el
cuarto y no pudiera verla, solo sentía su presencia y escuchaba su zumbido.
Abrí los ojos, esperando poder ver
al maldito insecto, pero lo que sucedió a continuación fue aterrador. Comencé a
sentir una opresión en el pecho que poco a poco me iba asfixiando y quitando el
aliento, de repente empecé a sudar frío y mi corazón palpitaba con tal fuerza,
que pensé que iba a tener un ataque y pronto moriría.
Aquel zumbido era increíblemente
molesto, sentía como si aquella avispa gigante estuviera posada en mi pecho,
agitando sus enormes alas, sentía como me oprimía y me costaba cada vez más
respirar, me estaba asfixiando…
Me di cuenta que además no me podía
mover, me encontraba paralizado, solo mis ojos podían responder, empecé a
cuestionarme... ¿estaré muriendo?, ¿me estaré
volviendo loco? Me preguntaba muchas de esas cosas, mientras sentía la opresión
y el zumbido de aquel ser invisible e inmenso sobre mi pecho.
De pronto, se fue materializando,
poco a poco empecé a ver como una fantasmagórica silueta iba tomando forma y podía
ver todo su cuerpo, una maldita avispa, un insecto gigante, con un enorme
abdomen, el cual estaba muy abultado y tenía un color negro con partes
diáfanas, las cuales dejaban ver un líquido verde brillante y espeso que se
movía en su interior, generó en mí
una instantánea repulsión. A su delgada
cintura le seguía un pequeño tórax negro y peludo, del cual desplegaba sus
alas, las cuales no pude observar bien, debido a la velocidad con que se
agitaban mientras estaba posada sobre mí, provocándome un gran terror, su
cabeza era muy grande, sus ojos eran de un negro profundo, sus omatidios eran
cautivantes y casi hipnóticos. Por un momento fue como si el mundo se
detuviera, mis sensaciones corporales desaparecieron mientras estaba cada vez
más inmerso en la oscuridad de sus ojos. Pensé que estaba muriendo, ya se no
sentía nada; no veía y no escuchaba el maldito zumbido, sin embargo, estaba
equivocado, súbitamente el dolor y el ahogo además del terror volvieron junto
con el zumbido ensordecedor que trastornaba mi mente, al mismo tiempo aparecían
distintas figuras en la oscuridad profunda de aquellas celdas dentro de sus ojos negros. Parecía que el alivio momentáneo fue una
obra macabra de este ser para castigarme con más fuerza, abandoné toda
esperanza de sobrevivir, a medida que las imágenes se esclarecen mi cuerpo
sufría el aplastamiento producido por este insecto y mi mente estaba a punto de
colapsar.
Ante mí, empezaron a aparecer
ciudades lejanas y desconocidas para mí, las imágenes eran distintas en
cada una de las celdas y cambian muy rápidamente ante
mi asombro, sin embargo, fuera donde fuera siempre tenían el mismo contenido,
miles de miles de avispas invaden pueblos y ciudades enteras, atacando e
infectando a todas las personas, algunos se volvían locos por el zumbido y su
destino era peor que el de un enfermo mental, se convierten en caminantes sin alma, perdidos y absortos en conductas repetitivas carentes de objetivo
alguno y con la totalidad de sus ojos cubiertos por una capa color negro que
les daba un aspecto aterrador. Otros no corrían con tanta suerte, miles
de picaduras brutales los dejaban muertos casi de
inmediato y a otros se les veía llenos de un líquido verde y viscoso que
provenía de las entrañas de estos horribles
insectos, para algunos el líquido era demasiado y como si fuera un ácido iba
disolviendo sus cuerpos dejando poco más que despojos
y un charco de sangre verduzca en el piso. Otros eran infectados y desarrollan
bulbos dolorosos que explotaban con el mínimo roce, propagando esta peste entre
sus cuidadores y allegados. La escena se repitió muchas veces, me embargaba una
profunda tristeza y un terrible horror al verlas. Poco a poco la oscuridad
volvió a reinar y tomé consciencia del zumbido y del ser que estaba sobre mí,
ya no podía respirar y sentía cómo me sangraban las orejas por el dolor que me
provocaba aquel sonido infernal.
Fue aterrador sentir su regurgitar,
de pronto me invadió la sensación de una quemadura horrible sobre mi cara, fue
como si un torrente de ácido recorriera todo el mi cuerpo, contaminando y
quemando por fuera y por dentro mis entrañas, atravesando la piel tan
profundamente que fue llegando a mis órganos internos.
Bzzzz
bzzzz, fue el último zumbido y todo acabó, pude moverme y terminé de
despertar dando un salto fuera de la cama, ya en el piso noté como todo parecía
haber sido una alucinación, como mi cuerpo estaba empapado en sudor y mi
corazón bajaba su ritmo lentamente, sin embargo, ahí estaba el maldito zumbido,
cada vez más leve y alejándose.
Los alienistas le llamaban
parálisis del sueño yo por mi parte, estaba seguro que se trataba de un
mensaje, ya había experimentado esta sensación antes, sin embargo, no a este
nivel de intensidad y realismo, la frecuencia de estas crisis venía en aumento
desde que llegué a la tierra de las pirámides y su intensidad desde que
comenzamos la excavación en los alrededores de la cripta.
Logré dar con la
ubicación precisa mediante una carta anónima que recibí en mi despacho, al
principio no le tomé mucha importancia, sin embargo, conversando con otros
arqueólogos y estudiosos de lo paranormal, decidí darle una oportunidad e
iniciar la búsqueda. Me llamó poderosamente la atención la imagen de una persona sin rostro que aparecía en el mapa, no logré descubrir nada de su significado, lo
cierto es que esta imagen aparecía en la entrada de esta misteriosa cripta, por
lo que estábamos en el lugar correcto.
No
había terminado de estabilizar mis emociones, luego de esta terrible
experiencia, cuando comenzaron a llamar a la puerta desesperadamente, era uno
de los ayudantes locales y aunque no conocía su lenguaje era evidente que
quería que lo siguiera al lugar de la excavación con urgencia.
Le hice señas para que me esperara, cerré la puerta y me
senté unos instantes para calmarme un poco. Mi mente trataba de darle una
explicación lógica a la experiencia, sin embargo, solo me embargaba la zozobra
y el temor ya que mis síntomas no coincidían del todo con lo que me dijo el
alienista. Además, las coincidencias entre la carta, la cripta, la imagen sin
rostro y la intensidad de estos ataques no calzaban, algo más me estaba
sucediendo y no podía explicarlo.
Bebí la poción que me habían recetado para los nervios,
me vestí y procedí a seguir al ayudante. Este tenía cara larga y quemada por el
sol, era muy flaco y parecía que tenía alguna enfermedad, lo que más me
intrigaba era cómo cambiaba su semblante al acercarnos a la excavación, no le
podía entender lo que iba hablando, pero sí su expresión de horror.
Al
cabo de unos minutos llegamos a la excavación, pasamos por el túnel de piedra
que guiaba a su interior, sus paredes y techo estaban llenos de glifos extraños
que no podíamos comprender. Llegamos al punto en el que hace un tiempo permanecía detenido el trabajo, nos
encontramos con un camino al parecer sin salida rodeado de piedra sólida, no
había notado ninguna diferencia hasta que el ayudante me señaló uno de los
glifos en la pared de roca, parecía suelto y de un tono más oscuro al de los
demás, procedí a tocarlo e instantáneamente se hizo una abertura en el suelo,
acompañada del crujir de las piedras y de lo que imaginamos era una antigua
maquinaria oculta que movía sus engranajes para dar paso a este nuevo aposento.
Estaba muy oscuro y un fuerte olor fétido y nauseabundo invadió el túnel, olía
a muerte y generaba un sentimiento de desesperanza y desolación al mismo
tiempo.
Apenas
pude mantenerme en pie del asco que sentía, lancé una antorcha por la abertura y
cayó unos diez metros más abajo, iluminando lo
que parecía ser una cámara mortuoria ya que se podía observar algo parecido a
una urna de piedra y glifos de colores muy intensos y totalmente diferentes a
los que decoraban el túnel. de inmediato,
excitado por el hallazgo, salí corriendo a buscar una cuerda y a tomar aire
mientras se ventilaba la cámara de esa hediondez.
Al cabo de unos minutos volví con la cuerda y con ayuda, bajé hasta el piso de
la cámara, ya habían arrojado gran cantidad de antorchas, por lo que se podía
apreciar con claridad y gran detalle los glifos y pinturas de las paredes,
estas mostraban caos y destrucción, al parecer estas pinturas rupestres
contaban una misma historia en múltiples civilizaciones, imágenes de insectos,
plaga, muerte y destrucción y cada una de ellas encabezada por esta figura
misteriosa sin rostro.
Me entretuve un rato observando estas imágenes hasta que presté atención a la urna que se
encontraba en el centro, era una vasija de piedra inmensa con cuatro asas de oro incrustadas, encima se encontraba su tapa la
cual tenía la misma imagen de este ser sin
rostro, a diferencia de la imagen de las paredes, el rostro oscuro parecía no
tener fondo y moverse.
Quedé fascinado con aquella imagen y me fui absorbiendo en
su oscura inmensidad, poco a poco una extraña energía tomaba control de mi
cuerpo y me obligaba a tomar la urna, traté con todas mis fuerzas de evitarlo,
pero me fue imposible. Una vez que posé mis manos sobre dos de aquellas asas,
sentí el fluir de toda mi sangre por mis venas, fuerte y rítmico, comencé a
sentirme cada vez más inmerso en la oscuridad
de aquella cara y poco a poco fui perdiendo noción del tiempo y espacio, era
como si ya no estuviera en aquella cripta ni
en aquella época.
Fui
transportado a múltiples etapas de la historia, a las diferentes épocas que estaban pintadas en aquellas paredes, fui testigo presencial de aquellas masacres, pestes y destrucción de cada una de
las civilizaciones, a mi lado, estaba de pie la figura sin rostro, ahora
vestido con una túnica blanca, guiándome en
este viaje al pasado como si me estuviera mostrando
el futuro sin decir palabra alguna.
Bzzzz bzzzz
Las imágenes se fueron desvaneciendo y de nuevo comencé a
sentir asfixia y opresión en mi pecho, sin darme cuenta, al levantar la urna
había activado una especie de trampa, me encontraba dentro de una fosa que se
había llenado de arena cubriéndome hasta el
cuello, no podía respirar, el peso de de la arena me oprimía el cuerpo. Observé en el piso la urna abierta y como de ella salían
miles y miles de pequeños insectos, a mi mente volvieron las imágenes del
terrible sueño de la noche anterior, volví a sentir el alucinante aleteo de
aquella avispa gigante sobre mi pecho, el recuerdo de las miles de celdas en
sus ojos y sus imágenes de destrucción, asaltaron mi mente y comprendí con
horror, que aquel sueño era una profecía de lo que estaba por venir, era una
advertencia para alejarme de la cripta y dejar la expedición, ya era muy tarde,
esta vez no era una avispa gigante sino cientos de ellas las que rodeaban mi
cabeza y su aleteo conjunto creaban un ruido ensordecedor y alucinante. Comenzó
el dolor, ya la asfixia importaba poco, todas al mismo tiempo comenzaron a
regurgitar sobre mi cabeza y cara aquel líquido verde y sentí como mi piel se
deshacía junto a mis ojos, comprendí que era el final y que había desatado el
caos nuevamente en la humanidad…
De repente
pude ver mi cráneo y sentí terror, nada tenía sentido, parecía ser un espíritu,
pero de alguna manera sentía emociones, a mi lado se encontraba aquella extraña
figura sin rostro, quieta sin moverse ni hacer nada, solo estaba allí.
Observé
cómo encontraron los cuerpos mutilados de los
ayudantes de la expedición, así como mi cráneo
completamente limpio de carne sobre la arena de aquella misteriosa cámara,
asumieron que era de mi cabeza, ya que, bajo
la arena, encontraron mi cuerpo sangrante decapitado,
más no se explicaban lo sucedido.
Pude leer
mis notas arqueológicas en mi diario, en las
que había documentado pinturas rupestres que
denotaban calamidades y destrucción, sin embargo, las
personas que lo encontraron parecían ver sólo páginas en blanco, la
cámara situada al final de un túnel ahora era sólo de piedra simple, nada de lo que yo había descrito o
visto antes estaba ahí, pensaron que el lugar estaba maldito y decidieron
cerrar la cripta.
Después la escena de mi propia muerte
se repitió una y otra vez ante mis ojos y como si tuviera los ojos de aquel
maldito insecto nuevamente frente a mí, se sumaron las imágenes de ciudades
enteras sucumbiendo ante la peste, muertos contados por miles, sobrevivientes
que tratan de combatirla con poco éxito y muchos enfermos aislados esperando su
doloroso final.
Todo esto
me lo mostraba aquella figura, era mi castigo ser el testigo eterno de esta
nueva era de oscuridad que yo mismo había desatado.
©Copyright Esteban Villalobos para Círculo de Lovecraft, Junio 2018.
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