Tengo que reconocer que, al igual que Jack Torrance en El resplandor, comencé esta secuela con el mazo de roque en la mano… y preparado para matar. No tenía demasiadas expectativas con este Doctor Sueño, porque era una continuación de El resplandor, novelón donde los haya y libro que consagró y encumbró a King como escritor. Por tanto, no me esperaba nada muy bueno, teniendo en cuenta los últimos libros de King.
Pero, como siempre, los designios del Señor King son misteriosos…e impredecibles. Y aunque este Doctor Sueño no es su mejor libro (ni de lejos), sí es una muy digna continuación de
una de sus mejores novelas.
Danny Torrance, aquel niño aterrorizado del Hotel Overlook, es un adulto alcohólico atormentado por los fantasmas de su infancia. Un día se siente atraído por una ciudad de New Hampshire, donde encontrará trabajo en una residencia de ancianos y donde se apuntará a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. En ese lugar le llega la visión de Abra Stone, una niña que necesita su ayuda. La persigue una tribu de seres paranormales que vive del resplandor de los niños especiales. Parecen personas mayores y totalmente normales que viajan por el país en sus autocaravanas, pero su misión es capturar, torturar y consumir a estos niños. Se alimentan de ellos para vivir y el resplandor de Abra tiene tanta fuerza que les podría mantener vivos durante mucho tiempo.
Danny sabe que sin su ayuda Abra nunca conseguiría escaparse de ellos; juntos emprenderán una lucha épica, una batalla sangrienta entre el Bien y el Mal, para intentar salvarla a ella y a los demás niños que sacrifican...
Más que menos. Esta es la conclusión
final a la que llego tras casi zamparme esta novela. King conquista otra
vez, a pesar de los varios fallos que localizo en la obra. Pero vamos
por partes…
No me ha convencido el nuevo tándem protagonista, el
adulto Danny y la niña-preadolescente Abra. King mantiene una
estructura pareja en esta secuela respecto a su anterior
novela: construye toda la historia en torno al doble protagonismo: el adulto y el niño. En El resplandor
la interactuación de ambos se basaba en la confrontación (el adulto
quiere matar al niño). En este caso, ambos actúan de forma conjunta (el
adulto es el mentor del niño).
Digo que no me ha convencido porque, a pesar de respetar la esencia de la relación y la estructura de la novela, flojea la parte infantil. Abra no es un personaje que funcione tan bien como el Danny niño, ya que el carisma que tiene es ciertamente inferior.
Digo que no me ha convencido porque, a pesar de respetar la esencia de la relación y la estructura de la novela, flojea la parte infantil. Abra no es un personaje que funcione tan bien como el Danny niño, ya que el carisma que tiene es ciertamente inferior.
Además de flojear los protagonistas, tampoco me convencen los secundarios. Sobre todo por la falta de desarrollo de alguno de ellos, y en este caso, me refiero a los viejos conocidos de la anterior novela.
Sin embargo, sí me ha gustado la evolución del Danny niño al adulto.
King se centra en este personaje, nos cuenta todo sobre él, sus miedos,
inseguridades, problemas…y también su bondad, su valentía y su fuerza.
Danny madura a lo largo de esta historia y a la vez es un reflejo del propio crecimiento de King, que vuelca en este personaje mucho de sí mismo.
King cumple. Más de lo que yo esperaba cuando abrí la primera página de esta secuela. No es lo mejor del americano, es verdad. Y ni por asomo supera al relato previo, pero no desmerece. El listón, se mantiene alto. ¿Volvería a leerlo?: Claro que sí. Independientemente de los fallos, la historia me ha gustado mucho.
Valoración: 6´5/10
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